Este islote de Caminha, que alberga un fortín y un convento, es uno de los monumentos más atractivos del litoral fronterizo. A su historia suma su excepcional paisaje
Descripción
TERE GRADÍN En sus inicios era un macizo rocoso que formaba parte de un todo con el Monte de Santa Trega, en A Guarda. Las mareas y las corrientes del Miño se ocuparon de dividir en dos la extensión, separando A Ínsua del territorio español, que pasó a formar parte de la costa portuguesa, en este caso a Caminha. Las fortalezas marítimas isleñas son raras y su número escaso, y además de su emplazamiento en una isla, A Ínsua suma una historia en la que convergen los ataques de piratas, la defensa militar y la vida monacal en el diminuto convento donde se cuenta que sucedían milagros.